Alumna en la academia de cante de "El Cartero" una de las muchas academias que se constituyeron con motivo del concurso de 1922 en Granada.
Tenía 16 años de edad, cuando la "Niña Salinas" se presentó en dicho concurso, obteniendo un premio de quinientas pesetas. Como la niña cantaora no ajustaba su cante a la guitarra, tuvo Nicolás el "Tuerto"que adiestrala, dándole clases antes; este Nicolás cantaba y tocaba la guitarra. Ya nos ocuparemos en otra ocasión de este peculiar cantaor.
A la izquierda: Niña Salinas,en el centro: Manuel Martín Liñán, presidente que fue de La Platería y Andrés Segovia en el concurso del cincuentenarío.
Cuentan que en el concurso, la Niña Salinas, hizo levantarse al mismísimo Chacón, al cantar una malagueña con su voz que era bellisíma. En el concurso cantó seguiriyas, soleares, malagueñas y granaínas, en su casa le rompieron el diploma del premio, para que se olvidara del cante.
Cuentan que en el concurso, la Niña Salinas, hizo levantarse al mismísimo Chacón, al cantar una malagueña con su voz que era bellisíma. En el concurso cantó seguiriyas, soleares, malagueñas y granaínas, en su casa le rompieron el diploma del premio, para que se olvidara del cante.
Cuando ya habían pasado cincuenta años del famoso concurso, en una entrevista que le hacen a Carmensita Salinas-ya doña Carmen Salinas Contreras- contó una anécdota que no llegó a publicarse en 1922. En la preparación del programa del concurso ella quiso cantar saetas, pero no se lo permitieron, aun sabiendo que ella era una especialista en este cante. La razón oculta fue que Monolito Ortega, el gran cantaor representativo después del cante gitano, había pedido también cantarlo ¿no sería éste también el principio del teje y maneje que existe en los concursos? ¿Quizás por eso no se llevó "La Niña Salinas" el premio de categoría que alcanzó Manolo Caracol?.
Se eclipsó del mundo artístico por imposición de su padre Manuel Salinas Pérez, tabernero en la calle de Molinos, quien impidió que grabase un disco que le ofreció Antonio Chacón y que Zuloaga y otros amigos de Falla le ayudaran para convertirla en una profesional, costeándole toda la preparación necesaria.
Antonio López Sancho
La gran atracción insospechada por el público, fue Diego Bermúdez "El Tenazas". De él se dijo que era a modo de un bargueño antiguo en el que, de repente, se hubiese hallado un documento del primitivo cante jondo. Un silencio lleno de expectación lo envolvió al parecer en el tablado. Diego, con un hondo suspiro, se lanzó: