Debajo del palomar
la niña estaba sentada,
ausente en el tiempo
tiene fija su mirada,
sobre la luna que teje
silencios de madrugada.
Hablaba la niña sola
contemplando cómo el aguase va camino del mar,
dejándola desolada.
Debajo del palomar
la niña busca en el agua
las caracolas que el aire
en el agua dibujaba,
sobre las hojas caídas
que el agua se llevaba.
Y así se quedó la niña
sentada en el palomar
en el silencio del alba.
Arturo Fernández
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