¡Ay!
que la muerte no es deseada
y te ha herido por dentro.
Tembló la tarde en silencio,
y te ha herido por dentro.
Tembló la tarde en silencio,
un silencio roto, herido,
agónico de sombra y bruma.
La sombra trágico de la muerte,
aquella tarde destemplada,
revoleteó sobre los tejados
enmudeciendo el aire de Granada.
El tiempo quedó inmóvil
esa tarde de otoño inusitada,
quedando tu voz ahogada
en un silencio infinito.
¡Ay! Triste corazón abatido.
¡Ay! Triste corazón abatido.
Por la vega de Granada
corre un aire entristecido,
ultrajado por los golpes
lastimero de cuatro cirios.
Pero el dolor es finito
porque jamás tú te has ido
y en el barro fecundo del alma
indeleble quedó tu grito.
Porque queda tu "quejió"
y el eco de tu garganta,
y tu cante esculpido
en pedazos de cristal
Arturo Fernández. 03-01-2011
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Suena con voz de silencio
la campana de la vela,
hoy nos ha dejado Enrique,
Granada llora de pena.
Arturro Fernández. 13-12-2010
la campana de la vela,
hoy nos ha dejado Enrique,
Granada llora de pena.
Arturro Fernández. 13-12-2010
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