A veces, la vida te lleva por
unos caminos que tú nunca llegarías a pensar que fueses a recorrer. Esto
viene al caso, porque la primera vez que
conocí a “Curro Albaicín” fue en una
obra donde yo aprendía los oficios de
fontanero y calefactor, y él como
electricista. Tendría yo unos quince años y él que tuviera
dieciséis. No llegamos a tener
amistad porque al ser empresas diferentes, simplemente nos saludábamos; así que
cuando le he comentado esto él no se
acordaba, pero yo sí porque además de
que tengo mucha fisonomía, como siempre estaba cantando llamaba más la
atención, y yo sin saber siquiera de dónde
era, ni que venía de una familia que
cantaban y bailaban en las zambras, porque aunque en mi casa ya cantaba un
hermano mío y además como los
ángeles, a mí lo que me gustaba era el fútbol,
cosa que practicaba en el equipo de mi barrio "El Albaicín". Y, por qué no decirlo: no se me daba mal. Tenía
la ilusión de querer ser futbolista y en eso se quedó: en una ilusión. Ya con
veintidós años descubro el gusanillo del
cante y empiezo a tener conciencia del mundo del flamenco en Granada. Poco a
poco voy adentrándome en él, conociendo a los cantaores y tomando amistad con
muchos de ellos.
Pero vayamos con la figura de “Curro Albaicín”
que es la que quiero resaltar. Al principio
de conocerlo, en esta segunda etapa, solo
nos saludábamos al no llegar a entablar una amistad. Yo siempre le tuve cierta admiración, no sé
por qué, ya que él por así decirlo, no
canta por siguiriya o soleá que es lo
que a mí me gusta. En fin, creo que
seguramente sería por estas cosas que tienen algunos artistas en el arte de transmitir
que es una impronta que va por dentro y
muy poquitos la tienen. El es de los que
la tienen para llegar fácilmente a toda
la gente, les guste el flamenco o la
poesía. Para mí, es un artista como la copa de un pino, amén de un luchador nato por las cosas de su
barrio: El Sacromonte, de ahí mi doble
admiración, ya que gracias a él
va a quedar una reliquia de cantes que seguramente hubieran desaparecido del
mundo del flamenco granadino, además de darnos a conocer por su libro: “Zambras
de Granada y flamencos del Sacromonte”
una serie de datos y artistas que sin la labor que ha hecho nadie
recordaría. Por todo esto y porque amo a “Graná”, por tu
amistad y por sentirme amigo tuyo, te
doy las gracias.
Para plasmar la vida artística de “Curro Albaicín” necesitaríamos escribir un libro, ya que su curriculum es verdaderamente impresionante, así que me limitaré solo a escribir algunos de los hechos más relevantes del artista.
Francisco Guardia Contreras, "Curro Albaicín" nace en el barrio del Sacromonte de Granada, un 22 de enero de 1948, en el seno de una familia cantaora de la dinastía de los Cabreras. Empieza desde muy joven a cantar en la zambra de Los Amayas. Durante un largo periodo alterna su vida artística con los negocios llegando a tener su propio tablao en el Lavadero de las Tablas, siendo el primero en tener su cueva por donde pasan grandes personalidades, tales como: los Reyes de España, Bill Clinton, Antonio Gala y Pedro Almodóvar, entre otros. Ha actuado por medio mundo: Roma, Marruecos, Japón, Francia y, cómo no, ha recorrido con su arte casi toda España. También trabajó para TVE y la TV japonesa; en la Bienal de Sevilla presentó un espectáculo con las artistas mayores del Sacromonte. Grabó varios discos y escribió varios libros y no termina una cosa cuando ya está emprendiendo otra. Como digo, necesitaríamos un libro con muchas páginas para plasmar toda una vida artística.
Arturo Fernández.